AGITADORAS

 

PORTADA

 

AGITANDO

 

CONTACTO

 

NOSOTROS

       

ISSN 1989-4163

NUMERO 114 - VERANO 2020

 

Dos Poemas de Cuarentena

Edgard Cardoza

De niño creí
que Dios era el custodio del fin del universo.
Un guardián dedicado a resguardar los límites
del bosque sideral.
Algo así como Tepeu
o Gucumatz,
celadores de las cosas eternas por sencillas.

[No el depositario inmemorial,
como pensé después,
de todas las máscaras del hombre]

Más tarde creí que Dios
era el rostro inmensurable
que habita el envés de los espejos.

Alguna vez
lo creí ‘nada’
que en su propia llenura de fulgor
brilla de tanta ausencia,
mas guarda los domingos como limbo
en donde vuelan en una fuga eterna
los días subsiguientes y los otros,
y los que antes vinieron y los otros,
hacia su perdición irremediable.

Hasta hace algunos días
lo creí templo,
ícono destellante,
fatídico señor
a quien puede uno
sobornar con letanías.

Mi más reciente máscara de Dios,
es tan sólo
una ínfima gota de saliva
curtida,
abominada,
en un tremedal del paraíso.

 

II

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul".

Gustavo Adolfo Bécquer

¿Qué es poesía?,
me dices mientras clavas
tu virus en mi olfato,
en mi boca injuriosa
y en mis ojos
de mono saraguato.
¿Qué es poesía, me dices?

Desde tu perspectiva,
¡oh príncipe Covid!,
hoy,
‘poesía’ es un hombre
llevando una camilla
o una señora con una mascarilla
de plástico balín,
o un doctor que apenas doctorea
pues le ha tocado bailar con la más fea,
o algún gobernador sin mengambrea
a quien le vale madre la tarea
de su hermano mellizo,
el pangolín.

Y si insistes
en hincar tu estratagema
justo en el corazón de mi enfisema,
te diré, compañero:
“poesía no eres tú”.

¿Pero qué tal si así,
sin ofendernos,
no me la haces de flema,
tú te vas por tu lado,
yo por mí.
Y como gesto
de grandes adversarios,
ambos nos dedicamos,
tan solo,
un gran
atchuuú?

 

 


 

 

Pangolín 

 

 

 
@ Agitadoras.com 2020